Dijo que para mí no había competidora.
Que para él no era una mujer terrenal,
sino del sol invernal la luz consoladora
y el cantar silvestre de la tierra natal.
Que cuando muera no se pondrá a sufrir,
ni fuera de sí «Resucita» a gritar,
sino de repente verá que no puede vivir
sin sol el cuerpo y el alma sin cantar.
... Pero ahora qué?