Siento en cada nervio tus pasos apresurados
que ningún otro nota.
A mi alrededor barre el viento de fuego.
Siento tus pasos, tus amados pasos
y el alma duele.
Te alejas del pasillo
pero el aire ondea con tus pasos
y canta como canta el mar.
Escucho al prisionero en una fuerza devoradora.
En el ritmo de su ritmo, al compás tuyo
late mi pulso de hambre.
En "Un encuentro entre dos poetas suecas"