Oh, me han robado la esperanza
que mi espíritu amaba tanto.
No me dejan oír esa voz
que mi alma disfruta escuchando.
No me dejan ver ese rostro
que tanto me gusta ver,
y me han arrebatado todas tus sonrisas
y todo tu amor.
Bueno, que se aprovechen mientras puedan;
hay un tesoro que aún me queda:
un corazón al que le gusta pensar en ti
y siente el calor del tuyo.
En "Poesía completa"