Entre mis ojos y mi corazón hay hecho un pacto
y cada uno de ellos presta ahora buenos servicios al otro;
cuando mis ojos están hambrientos de miradas
o el corazón enamorado, se ahoga de suspiros.
Entonces mis ojos se regalan con el retrato de mi amor
e invitan a mi corazón a este festín de pintura;
otras veces son mis ojos los huéspedes de mi corazón,
y toman parte en sus pensamientos de amor.
Así, sea por tu imagen o por mi amor,
tú, aunque ausente, estás siempre presente conmigo,
pues no puedes alejarte más allá de mis pensamientos,
y yo quedo siempre con ellos y ellos conmigo.
O, si duermen, tu imagen, que está en mi vista,
despierta mi corazón al regocijo de mi corazón y de mis ojos.
Uno de los sonetos de William Shakespeare
encontrado en el libro de Gail Godwin, "El corazón. Itinerario por sus mitos y significados"