Aquella noche le costó convencer
a los hijos de que se fueran de la casa,
y se quedó otra vez solo
con la ausencia de ella.
Antes de dormir condujo
hasta la tumba para decirle buenas noches,
y a las seis de la mañana la visitó de nuevo
como si fuese a llevarle el café.
De "La cama pintada"