Si una estrella se suelta
y cae blanca surcando el aire,
cumplirá, dicen, todos los ruegos que se hagan
en la breve y brillante trayectoria.
Yo espero, espero sin cesar. Es abril,
una noche tibia y atenta de abril,
en que la hierba crece y las estrellas escuchan:
Qué tranquilas recorren esta noche su camino,
y ni una sola tropieza y cae!
Pero si me duermo, no pasa nada de nada:
si esta noche llega a soltarse una estrella,
tiene que sentir mi ruego mientras cae,
aunque yo esté dormida;
pues toda, toda la noche callada,
es todo, todo el espacio infinito,
rebosante de mi único deseo!
De "Nubes"
En "Ya es el tiempo de la inmensa espera"