Este nudo gentil que a mi alma aprieta,
desde que es ya inmortal tan alta causa,
libra a mi corazón de aquellos males
que a los amantes mueven a enfurecerse;
pues no pinta la imagen falsa ahora
el Amor en mi mente, ni me asalta
el temor, ni la flecha áurea o de plomo
entre el freno o la espuela, ata o empuja.
Con firme fe en aquel estado inmóvil,
un bello y fiel pensar me lo presenta,
por encima de estrellas, hado o suerte.
Ni un día menos desdeñoso ni otro
más altivo, mas siempre estable y santo:
este amor que es el bueno, el firme, el cierto.
En "El canto de la décima Musa"