miércoles, 2 de febrero de 2022

Anne Brontë. Una reminiscencia

Sí, te has ido y nunca más 
   tu soleada sonrisa me alegrará, 
pero puedo traspasar la puerta de la vieja iglesia 
   y pasear por el suelo que te cubre.
   
Puedo detenerme sobre la piedra fría y húmeda
   y pensar que, helado, yace ahí abajo
el corazón más delicado que he conocido,
   el más amable que jamás conoceré. 
   
Sin embargo, aunque no pueda volver a verte,
   aún es un consuelo haberte visto
y aunque tu vida pasajera se haya acabado
   es dulce pensar que has existido,
   
pensar que un alma tan cerca de lo divino,
   dentro de una forma tan angelical,
unida a un corazón como el tuyo
   ha alegrado alguna vez nuestra humilde esfera.



En "Poesía completa"