La luna suavemente desciende por mi sangre...
Los sonidos del sueño son los ojos del día,
vértigo... transformación...
No puedo hallar tus labios...
Lejana ciudad distante, dónde estás,
con los aromas de la bendición?
Se me hunden los párpados
en el mundo... Todo está dormido.
De "Un viejo tapiz tibetano"