Una pena
que habla
en racimos
de luz
ocultadora.
Tan fácil que la luz
hace que el ojo vea
que es luz
en la susurrante
oscuridad.
Tan fácil
que la luz es veloz
igual que el ojo es un hueco.
Tan sencillo
cuando la órbita cerrada
abre las puertas,
de lo más sencillo,
como en las lejanas
y luminosas
cúpulas fúnebres
de las mimosas,
el mundo
tan asesinado
y enterrado
allí mismo,
en medio de la luz,
luz
que está quieta,
tan sencillo
en abril,
el abril
del dolor,
cuando las mimosas
me miran
como mi madre
cuando nací.
Y mientras dibujo
y hago mapas
de continentes enteros
entre la familia
y la pena,
la revolución gira
en suspensión
y la sensación
que nunca sobresale
está un segundo
fuera
de sí misma
e iluminada
en el muerto,
inconsolable,
visible,
y el silencio
tiene puertas por todas partes.
De "Carta en abril"
En el libro "El valle de las mariposas"