No hay sueño que pueda despertar mi duermevela enclaustrada
ni mano que pueda acariciar mi pálida mejilla
la noche es larga y el día nostalgia de la noche.
No hay rosa que pueda florecer en mi jardín
ni dios que pueda hollar la hermosura de mi césped,
el tiempo es largo y la vida una espera de eternidad.
No hay risa que pueda resonar en el patio del convento
ni escalera que pueda apuntar al cielo
la libertad está cerca y la muerte es una tentación peligrosa.
No hay beso que pueda calentar mis fríos labios,
ni imágenes que puedan verse en el fondo de mi alma,
el amor es dulce y el mar el amante de la tierra.
No hay tiempo capaz de encanecer mi cabello rubio,
ni hay estrella que pueda brillar en mi cielo,
la noche es negra y la muerte más negra que la noche.